25 de julio de 2014

El mundo de las apariencias

La agencia de evaluación de políticas públicas en la que me explotan en la que trabajo es, en la mayoría de las ocasiones, contratada por instituciones de la Unión Eurofea. Ahora creo que tengo una opinión más formada sobre esos actores políticos que nos resultan tan extraños a la mayoría de los españoles.



Recurso: El País

No querría mencionar a David Chandler con su The Problems of ‘Nation-Building’: Imposing Bureaucratic ‘Rule from Above’ porque, aparte de resultarle un texto infumable a cualquiera con algo de vida social (se ve que no es mi caso), supongo que las condiciones en Bosnia o Iraq se quedan bastante lejos de las que caracterizan la España actual (que, afortunadamente en la última semana, muestra un crecimiento del 0,4% en la tasa de empleo trimestral según El País, ¡qué maravilla! 

La cuestión es que observo a mis compañeros -bien europeístas- hablando con esa soltura de millones de euros mientras que yo -cuan populacha- soy incapaz de imaginar más dinero del que pagué por mi Fiat de segunda mano.

¿Será posible que una entidad supranacional esté en contacto con la realidad del ciudadano de a pie? ¿Es práctica esta 'Rule from Above' que Chandler critica en su obra y que, a veces, nos obliga a cumplir con determinados estándares comunes a veintiocho dispares entidades nacionales miembro e innumerables entidades regionales (no hablemos de locales)?

Confieso que mi instinto desconfía, más bien, de estos organismos inmensos. Como desconfío del cortejo diplomático que envuelve toda la política y el sector público (de alto nivel) en general. ¡Qué paradoja mi vida!

De nuevo, El gran Teatro del Mundo: